Los estados de ánimo son estados emocionales de mayor duración.

Los estados de ánimo son similares a las emociones, pero de mayor duración, se estima que una emoción primaria indistintamente de la denominación que se le asigne desde el contexto de la psicología, debido a su naturaleza fisiológica, así como a los potenciales de acción, la recepción y circulación de neurotransmisores y hormonas, oscila entre los 15 y los 20 segundos, desencadenando estados fisiológicos generalmente notables para el individuo e incluso para quienes le rodean.

Hoy sabemos, que desde la perspectiva fisiológica, la entrada en función de una emoción, genera todo un estallido químico hormonal, que puede alterar, la fisiología de todos y cada uno de los órganos del cuerpo; desde el propio sistema nervioso central hasta los procesos realizados por el sistema digestivo y desde luego, el cardiovascular y el sistema músculo esquelético.

Se ha demostrado que en emociones como el miedo o el enojo, la activación de la amígdala trae consigo una sub-respuesta de estructuras como las glándulas suprarrenales, encargadas de la generación de hormonas como el cortisol; esto es, ante la presencia de un estímulo en emociones como el miedo o el enojo, la amígdala se activa y ordena a través del sistema nervioso periférico, el sistema endocrino y el autónomo que las glándulas suprarrenales produzcan una hormona denominada “cortisol”, la cual, comienza a circular por el torrente sanguíneo, dotando a los músculos de la energía necesaria para responder ante el estímulo. Una vez concluido el estado emocional, los residuos de cortisol en la sangre se traducen en glucosa, por lo que, ahora es lógico suponer, que ante estados incontrolados de miedo o enojo, los niveles de azúcar en la sangre se incrementan.

El cortisol, a diferencia de los otros esteroides suprarrenales, ejerce un control por realimentación negativa sobre la síntesis de acetilcolina al suprimir la transcripción del gen de la acetilcolina en la hipófisis y suprime la formación de la hormona liberadora de adrenocorticótropa, (la cual, ejerce su acción sobre la corteza suprarrenal estimulando la esteroidogénesis y estimula el crecimiento de la corteza suprarrenal y la secreción de corticosteroides). Esto pudiese parecer finalmente positivo, sin embargo ante la secreción constante de cortisol, la disminución en la glándula suprarrenal puede dar surgimiento a pérdida de peso, falta de apetito (anorexia), debilidad, náusea, vómito, actividad hipocinética del corazón, irritabilidad gástrica y una presión arterial baja (hipotensión).

Lo anterior sin considerar que otras sustancias como la adrenalina y la noradenalina están igualmente en circulación en la sangre durante tales estados emocionales.