En 1861, el neurofisiólogo francés, Pierre-Paul Broca (1824-1880) publicó lo que a juicio de muchos autores sería el informe clínico más importante del siglo XIX. En su publicación se demostró que hay una parte del cerebro especializada en las funciones lingüísticas, de manera que, si se lesiona, el habla desaparece o queda gravemente afectada (afasia de Broca). Esta historia se ha contado en innumerables ocasiones. El informe trataba de Leborgne, un paciente de 51 años transferido al servicio quirúrgico de Broca, en el hospital parisino Bicentre. Durante años había sufrido una parálisis de la mitad derecha del cuerpo junto a una llamativa incapacidad: no podía hablar, aunque oía bien y parecía entender el lenguaje. Se le conocía como "Monsieur Tan" o "Tan-Tan" porque era lo único que lograba pronunciar. Cuando Leborgne ingresó, su estado ya era crítico y murió una semana más tarde. Al practicarle la autopsia, Broca encontró una lesión importante en su cerebro, propiamente en el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo. Presentó sus observaciones a la "Societé d´ Anthropologie" de la que era fundador y concluyó que esa lesión era el origen de su incapacidad de hablar. El cerebro de Leborgne se conserva hasta hoy en el museo Dupuytren en País.
El informe de Broca tuvo un impacto científico y supuso un fuerte apoyo a las tesis localizacionistas porque demostraba claramente una localización cortical para una función específica. Sin embargo no era la primera vez que se relacionada "la pérdida del habla" con un daño cerebral. ¿Por que entonces resultó tan relevante?. |