Las primeras impresiones se consideran algo muy importante. Es muy común escuchar a las personas hablar acerca de la importancia de causar una buena primera impresión. Por lo que, cuando uno conoce a alguien, es consciente de que esta persona elaborará teorías acerca de cómo es uno, teorías que muy probablemente moldearán las interacciones futuras.
Ejemplo: En una primera cita con una pareja potencial o la primera vez que nos encontramos con un futuro jefe, sabemos conscientemente que les estamos enviando señales que ellos analizarán para formarse una primera impresión, una teoría de cómo somos que, muy probablemente condicionará la posibilidad de obtener lo que esperamos de ella.
A partir de nuestro aspecto físico y nuestra conducta verbal y no verbal estamos enviando señales sociales que el receptor utilizará para formarse una idea sobre nuestra personalidad.
Siluetas y personalidad: supón que las siluetas en color negro que se muestran corresponden a tres amigos. Los llamaremos Hugo, Paco y Luis. | Ahora supóngase en este caso que las fotografías corresponden a tres mujeres, a quienes llamaremos Sonia, Martha y Teresa. |
¿Por qué hace esto el cerebro? ¿Por qué lleva a la persona a realizar juicios tan irracionales como los que se acaban de ver?
En realidad se trata de un mecanismo muy útil. Una de las misiones principales del cerebro es guiar la conducta a partir de la información disponible. Cuando no se dispone de ningún tipo de información certera acerca de la personalidad de otra persona, el cerebro escanea el ambiente de manera muy rápida y pormenorizada, en busca de cualquier elemento, por muy breve o arbitrario que sea, que proporciona una pista para prever que pasará y poder actuar en consecuencia.
El cerebro debe velar por la supervivencia y el bienestar de la persona. No puede dejarla desprotegida ante algo tan relevante y ambivalente como otro ser humano. Debe prever lo que pueda pasar y preparar a la persona para ello. La formación de las primeras impresiones incluye, por lo tanto, un proceso básico de señalización, de marcaje emocional. En cuestión de segundos el cerebro catalogará a las personas como positivas o negativas.
Es curioso cómo a partir de poca información uno puede llegar a formar impresiones “completas” sobre otras personas. ¿Cómo somos capaces de hacer esto? ¿Cómo somos capaces de atribuir algo tan complejo y abstracto como rasgos de personalidad a partir de información tan simple y arbitraria como, por ejemplo, una silueta o una fotografía?.
Uno de los elementos principales de la formación de impresiones es la <memoria autobiográfica>, es decir, la experiencia previa con otras personas. A lo largo de su vida muy probablemente una persona ha interactuado con multitud empleados, profesoras o profesionales en el ámbito de distintas disciplinas (haciendo alusión al ejercicio anterior).
La suma de experiencias vividas, directa o indirectamente con cada una de estas personas dará lugar a la formación de prototipos; modelos que convenzan cómo debe ser físicamente y psicológicamente una profesora, una camarera o una empleada, por ejemplo. Basándose en estos prototipos, la persona catalogará a los nuevos individuos a partir de su similitud con ello y les atribuirá las cualidades más comúnmente asociadas con el prototipo o los prototipos en cuestión.
Las bases neuronales que sustentan el proceso de formación de impresiones son aún objeto de debate. Sin embargo, un estudio con resonancia magnética funcional publicado en la revista “Nature Neuroscience”, proporciona información acerca de las regiones cerebrales implicados en el proceso. A continuación lo explicaremos con más detalle.
FORMACIÓN DE IMPRESIONES
Investigadores de las Universidades de Harvard y Nueva York, utilizaron la resonancia magnética funcional para ver qué regiones cerebrales estaban más activadas durante la formación de impresiones.
Mientras se adquirían las imágenes cerebrales, se mostraban a los participantes fotos de distintas personas. Cada una de las fotografías estaba acompañado de seis textos que presumiblemente describían a la persona de la foto. Tres de estos textos realizaban una descripción positiva (por ejemplo “recogió el paquete de su compañera de piso de camino a casa, el cual entregó de manera cordial a su vecina”) y tres realizaban una descripción negativa (“dijo al estudiante que no era suficientemente inteligente”).
Después de leer los tex tos que acompañaban a cada una de las fotos, los participantes debían evaluar cuánto les gustaba o disgustaba el protagonista de éstas. Basándose en la evaluación, los investigadores clasificaron qué frases eran relevantes para la formación de impresiones y qué frases no lo eran. Por ejemplo, si un participante concreto evaluaba a una de las personas de la foto muy positivamente, esto indicaba que posiblemente dicho participante sopesaba más las descripciones positivas que las negativas (debido como se dijo anteriormente, a experiencias previas con otras personas). Esto es, las fotos acompañadas de las descripciones positivas tuvieron un mayor impacto en la formación de impresiones, mientras que las acompañadas de descripciones negativas aparentemente no desempeñaron un papel importante en el proceso. Por el contrario, si otro participante evaluaba esa misma fotografía como negativa, probablemente para ese participante las descripciones negativas guiaron la formación de las impresiones. La clasificación de los estímulos en función de su relevancia para la formación de impresiones, permitió a los investigadores analizar qué áreas cerebrales estaban más activadas durante este proceso.
Los resultados de este estudio demostraron una mayor actividad en la amígdala y en la corteza simulada posterior - extendiéndose hacia el precuneus - durante la percepción de estímulos que tienen un mayor impacto en la formación de impresiones.
¿Qué significa lo anterior? Que durante todo el proceso de interpretación mediaron invariablemente estados emocionales..
Regiones cerebrales implicadas en la formación de la primera impresión. En esta figura se visualiza una sección sagital interhemisférica (arriba), y coronal (abajo) del cerebro humano. Superpuestas a estas imágenes, se encuentran las áreas cerebrales implicadas en la formación de impresiones: la amígdala (en rojo) y la corteza cingulada posterior/precuña (en marrón).