Gran parte de nuestra comprensión de cómo la experiencia sensorial da forma a los circuitos neuronales en desarrollo proviene de otro conjunto clásico de experimentos, realizados por los fisiólogos David Hubel y Torsten Wiesel en la década de 1960. Utilizando microelectrodos para examinar las propiedades de las células de la corteza visual primaria de los gatos, tenían neuronas idénticas que respondían de forma muy selectiva a los estímulos visuales consistentes en barras oscuras que se movían en direcciones específicas.il Continuaron mostrando que estas células de orientación selectiva están dispuestas en columnas alternas que responden de forma preferente a las entradas visuales de uno u otro ojo.
Estas columnas de dominancia ocular dan a la corteza visual primaria su característico aspecto rayado, y uno de sus otros nombres, la corteza estriada. Así, las entradas de los ojos izquierdo y derecho convergen en la corteza visual primaria, y compiten por el espacio allí, y en otro conjunto de experimentos Hubel y Wiesel mostraron cómo esta competencia es impulsada por la experiencia visual. Criaron gatitos recién nacidos con un párpado suturado, y encontraron que esto tenía un efecto dramático en el desarrollo de la corteza visual. Como resultado, las columnas de dominancia ocular que normalmente recibirían entradas del ojo cerrado no se desarrollaron, mientras que las que recibían entradas del ojo abierto crecieron hasta ser mucho más grandes de lo que deberían. Sin embargo, los experimentos también mostraron que los efectos eran reversibles, pero sólo si el ojo se volvía a abrir antes de que los gatitos alcanzaran una cierta edad. Esto marcó otro avance significativo en nuestra comprensión del desarrollo neuronal. Demostró que el desarrollo adecuado de la corteza visual depende en gran medida de la estimulación visual, y estableció el período crítico -un desarrollo estrecho- a ventana de tiempo durante la cual el sistema nervioso es especialmente sensible a determinados estímulos ambientales, como un concepto clave no sólo en la neurociencia del desarrollo sino también en la psicología.
Este trabajo, por el que Hubel y Wiesel fueron posteriormente galardonados con el Premio Nobel, también condujo a un tratamiento eficaz de la ambliopía (ojo perezoso), una afección ocular que afecta a alrededor del 4% de los niños.
La ambliopía se produce debido a un desarrollo inadecuado de los ojos, lo que da lugar a una reducción de la visión, a ojos desalineados y a una mala percepción de la profundidad. Se puede tratar con un parche en el otro ojo, lo que obliga al niño a utilizar el ojo vago y, por lo tanto, impulsa el desarrollo de esa parte de la vía visual. El mejor resultado se logra si el tratamiento se inicia antes de los 8 años de edad. Investigaciones posteriores han demostrado que los demás sistemas sensoriales dependen igualmente de la experiencia para su desarrollo. También ha revelado que el momento del período crítico para la plasticidad en la corteza visual está controlado por la maduración de los intemeurones inhibidores. |