Uno de los filósofos más connotados de la historia, sin duda alguna lo es René Descartes, quien en su obra "Las pasiones del alma" (Les passions de l'âme) (laúltima de sus obras) completada en 1646, expuso su conceptualización al respecto.
Sobre el particular, Descartes adopta un punto de vista claramente epistemológico porque para él, una emoción o pasión es algo que primordialmente se siente y que se siente de un modo infalible pues no es posible sentir una pasión y equivocarse respecto de ella. Para él una emoción o pasión es ante todo una pensée, una percepción, algo de lo que somos inmediatamente conscientes, o sea, un modo de la autoconciencia.
"..."En cuanto que modos de la autoconciencia, las pensées son infalibles y resisten la prueba del cogito porque si yo experimento una sensación o un sentimiento, entonces es absolutamente indudable que yo experimento lo que experimento. Puede ocurrir que el contenido objetivo de lo que se experimenta sea falso, por ejemplo tanto en la percepción externa como en la percepción del propio cuerpo, pero considerados como fenómenos subjetivos, experiencias mentales o modos de la autoconciencia, las pensées son absolutamente indubitables. Si yo veo algo verde, es verdad que veo algo verde, aunque sea falso que haya algo verde que yo veo..."
Dentro de las pensées, Descartes distingue entre aquellas que son activas y responden a nuestra voluntad y aquellas que son pasivas y son independientes de nuestra voluntad. Las volontés o voliciones son las acciones del alma que terminan en sí misma o en el cuerpo mientras las passiones o perceptiones son aquellos fenómenos en los que el alma es pasiva y no activa - dice Descartes - . Las passiones o perceptiones pueden ser causadas o bien por el alma misma o bien por el cuerpo. Son causadas por el alma misma, por ejemplo, las perceptiones de mis propias volontés porque en la medida en que las volontés son pensées son inmediatamente autoconscientes . De este modo, para Descartes, una volición es un modo de la autoconciencia, o uno de los modos del cogito, de tal manera que siempre que quiero algo sé que lo quiero. Mi saber que quiero algo es una percepción pasiva del alma causada por la volonté porque aunque querer es una actividad del alma, darme cuenta o percatarme de mi propia volición es un fenómeno pasivo y no activo, pero en cuanto que causada por la volición es originada por el alma misma.
Dentro de las perceptiones causadas por el cuerpo, Descartes distingue entre las percepciones de los objetos externos (sensibilidad externa), las percepciones del propio cuerpo (sensibilidad cenestésica y cinestésica) y lo que propiamente son pasiones del alma porque en las primeras y en las segundas cabe el error, mientras que las terceras, las pasiones propiamente dichas, gozan de infalibilidad . Antes se ha mantenido que toda pensée en cuanto que experiencia subjetiva es infalible, pero la infalibilidad que caracteriza a las emociones frente a las sensaciones estriba en que mientras que las últimas se refieren a la realidad exterior y, por tanto, su contenido objetivo puede ser falso, las emociones se refieren al estado del sujeto mismo y por ello son inmunes a la posibilidad del error. Las sensaciones externas pueden ser falsas porque en ellas cabe distinguir entre el sujeto y el objeto pero las pasiones no pueden serlo porque en ellas el objeto es un modo del sujeto. Como ya se ha señalado, las pasiones propiamente dichas son causadas por fenómenos corporales -y por eso, el alma es pasiva- pero no informan acerca del estado del cuerpo o de la realidad exterior, sino sólo del estado de la subjetividad misma. Así, por ejemplo, la tristeza es causada por determinados procesos corporales pero la percepción que la tristeza es no se refiere al estado de la corporalidad sino al del sujeto y, por tanto, como se agota en ser un modo de la autoconciencia, la percepción de la propia tristeza es infalible. Sentirse triste es estar triste.
Así, Descartes define las pasiones como "las percepciones, o los sentimientos o las emociones del alma, que se refieren particularmente a ella, y que son causadas, mantenidas y fortificadas por algún movimiento de los espíritus animales". Las pasiones, precisa, son percepciones porque son pensées -algo de lo que somos inmediatamente conscientes, o sea, un modo de la autoconciencia-, son sentimientos -porque son recibidas en el alma del mismo modo que los objetos de los sentidos externos-, son emociones porque modifican y agitan el alma y son causadas por los espíritus animales porque a diferencia de las volontés son pasivas y no responden a nuestra voluntad. En cuanto que son esencialmente percepciones de los estados anímicos del sujeto, las emociones son definibles en sí mismas y son cualitativamente distintas. Lo sentido en cada emoción es fenomenológicamente distinto en cada caso y, en consecuencia, por una parte, para identificar las emociones basta con atender a sus cualidades fenomenológicas y, por otra, describir una pasión es describir tales cualidades.
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