Muchas regiones de la corteza cerebral producen una activación generalizada cuando se les estimula. Debido a que los distintos atributos del mundo externo (por ejemplo: color, forma, localización, sonidos de los diversos estímulos, etc) se presentan en diferentes partes de la corteza, se ha sugerido que la "conjunción" de la actividad neuronal en estas áreas diferentes está implicada en las acciones conscientes y en el reconocimiento consciente. La activación, que se elimina a causa de lesiones en la formación reticular mesencefálica, no requiere de un cuerpo calloso intacto, y muchas regiones de la corteza se pueden ver dañadas sin alterar la conciencia. La corteza y el sistema activador reticular mesencefálico son áreas mutuamente sustentadoras implicadas en la conservación de la conciencia. Las lesiones que destruyen una gran área de la corteza, un área pequeña del mesencéfalo o ambas, producen coma.
El coma puede ser de origen intracraneal o extracraneal. Las causas intracraneales incluyen traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, infecciones del sistema nervioso central, tumores y aumento de la presión intracraneal.
Las causas extracraneales incluyen trastornos vasculares (choque o hipotensión ocasionado por hemorragias graves o infartos al miocardio), trastornos metabólicos (acidosis diabética, hipoglucemia, uremia, coma hepático, crisis addisoniana, desequilibrio electrolítico), intoxicación (por alcohol, barbitúricos , narcóticos, bromuros, analgésicos, monóxido de carbono, metales pesados) y trastornos diversos (hipertermia) hipotermia e infecciones sistémicas graves). La escala de coma de Glasgow ofrece un método clínico práctico para evaluar el nivel de conciencia basado en la abertura de los ojos y las respuestas motoras y verbales.
Con las técnicas clásicas de tinción neuronal, los grupos de neuronas están mal definidas y es difícil seguir su trayectoria anatómica a través de la red. No obstante, con las nuevas técnicas de neuroquímica y localización citoquímica, se demuestra que la formación reticular contiene grupos altamente organizados de células neurotransmisoras específicas que pueden influir en las funciones de áreas específicas del sistema nervioso central. Por ejemplo, los grupos de células monoaminérgicas se hallan localizados en áreas bien definidas a lo largo de la formación reticular. Existen vías polisinápticas, y otras vías cruzadas y no cruzadas ascendentes y descendentes, que incluyen muchas neuronas que desempeñan funciones tanto somáticas como viscerales.
En la zona inferior, la formación reticular continúa con las interneuronas de la sustancia gris de la médula espinal, mientras que en la zona superior hay una zona de intercambio de los impulsos hacia la corteza cerebral. Una proyección sustancial de las fibras también abandona la formación reticular para penetrar en el cerebelo.
Proyecciones aferentes Hay muchas vías aferentes diferentes que se proyectan en la formación reticular desde la mayor parte de estructuras del sistema nervioso central. Desde la médula espinal surgen fascículos espinorreticulares, fascículos espinotalámicos y el lemnisco medial. Desde los núcleos de los pares craneales hay tractos aferentes ascendentes, que incluyen las vías vestibulares, acústicas y visuales. Desde el cerebelo surge la vía cerebelorreticular. Desde el área subtalámica, hipotalámica y desde los núcleos del tálamo, del cuerpo estriado y el sistema límbico surgen más tractos aferentes. Otras fibras aferentes importantes surgen de la corteza motora primaria del lóbulo frontal y desde la corteza somestésica del lóbulo parietal.
Proyecciones eferentes Existen múltiples vías eferentes que se extienden hacia el tallo cerebral y la médula espinal a través del fascículo reticulomedular y los fascículos reticuloespinales hacia las neuronas en los núcleos motores de los pares craneales y las células del asta anterior de la médula espinal. Otras vías descendentes se extienden hacia la eferencia simpática y la eferencia parasimpática craneosacras del sistema nervioso autónomo. Otras vías se extienden hacia el cuerpo estriado, el cerebelo, el núcleo rojo, la sustancia negra, el techo y los núcleos del tálamo, el subtálamo y el hipotálamo. La mayoría de las regiones de la corteza cerebral recibe también fibras eferentes.
Funciones de la formación reticular A partir de la descripción previa del inmenso número de conexiones de la formación reticular hacia todas las partes del sistema nervioso, no resulta sorprendente que las funciones también sean numerosas.
Diagrama que muestra las fibras aferentes de la formación reticular.