Las fistulas durales arteriovenosas representan alrededor del 10 al 15% de todas
las malformaciones arteriovenosas intracraneales. Estas lesiones pueden ocurrir
en el cerebro y en la médula espinal y se caracterizan por corto-circuitos
arteriovenosos anormales localizados en los repliegues durales. Su causa
es desconocida, pero muchas son adquiridas y suceden después de un trauma o
cirugía.
Pueden ser tratadas con técnicas quirúrgicas, endovasculares, una combinación de
ambas, o por terapia de radiación. Cada caso en específico dictará la conducta
según el entendimiento de la anatomía de la fistula.